LA LOCURA DE TUS OJOS
(Prologo)
Llevo horas escribiendo, en mis cascos suenan las canciones una y otra vez me ayuda a perfilar mis emociones, palabras que dictan los latidos de mi pecho, palabras que necesito sacar y vaciar sobre un papel, una simple carta que dedico a una "silla vacía". Necesito sacarlo, vaciarme y al tiempo no quiero, no quiero mostrando algo que la gente no ve, lo que se esconde detrás de una vida oculta en cada canción y en cada texto, en definitiva palabras tras el mar salado que se crea tras cada lágrima.
¿Y si comenzaremos con una pregunta? ¿Cuál es mi locura? creo el resto se desencadenará por si mismo.
Hace años, cuando buscaba como escapar, en la oscuridad de una habitación, mi mente para protegerse se cerró y escondió en un sueño en el que un ángel me recogía del suelo sujetándome con fuerza contra su pecho y sus alas me protegían del mundo, de los golpes de los insultos. Sus caricias cerraban heridas del alma y una mirada suya detenía la caída a ese lugar donde mi nombre esta grabado en paredes de desesperación e impotencia.
Antes me gustaba imaginar como sería encontrarla, mirar de frente sus ojos y sentir como mi corazón se detenía. Sabes, la añoraba sin haberla conocido y la busque sin saber como era.
Desde entonces siempre la busco y tengo algo dentro parecido a un sentimiento que esta a todas horas ahí, no importa el día o el momento, es constante y viejo en mi mente, es el culpable de que muchas veces al acostarme, cuando se detiene el mundo, mi cuerpo y mente corre en una dirección que yo no deseo, en ese momento mis dedos buscan las manos de ese ángel a mi lado que me eleve por encima de la inmensa y eterna oscuridad que es mi mente.
Vuelvo al presente. Hoy es uno de esos días en el cual no duermo, me he tomado una ducha con el intento de relajarme y saldré otra vez rumbo a ningún destino.
Con el agua golpeándome la nuca y los ojos cerrados de nuevo todo ha comenzado a pasar muy deprisa por mi cabeza, palabras e imágenes. No puedo detener mis pensamientos y mi mente quiere gritar hasta volverme loco.
Acabo sentado a oscuras, mirando la nada, en mi mente hay preguntas que se que nunca tendrán respuesta y esto hace que me sienta mal. No puedo ver su rostro, lo oculta la oscuridad, como siempre, aunque continúa sosteniéndome, su voz es tan cálida que me adormece y las caricias siguen siendo tan suaves que intentan cerrar las viejas heridas, pero esta vez hay algo diferente, en la oscuridad de ese rostro ahora veo sus ojos, mi corazón se los ha puesto y todo se derrumba, el latido se detiene, me siento caer a un vació que reconozco, el miedo a la idea de dejar de soñar golpea mi mente de una manera brutal, sin piedad, sin freno, todo se desvanece en el aire y la locura, esta vez completa, se abalanza sobre mi mente, esa parte tan indefensa que queda de mi niñez y me rodea con sus brazos, esos horribles y fríos brazos. No me apetece volver a oír su risa, no importa lo que desee, la oigo.
Dejo de escribir, llevo horas haciéndolo, he selecciono que palabras he empleado para contar el resto de esto que me atormenta y casi sin darme cuenta mis dedos ya no pulsan teclas.
Voy acabar esta carta, estoy cansado y sin querer a mi mente viene una nueva pregunta, ¿Dónde estas? todo esto que escribo es por ti aunque nunca lo sabrás, nunca te lo diré, me avergüenzo de sentirme tan indefenso, sólo, si algún día lo descubres, perdóname si te hago llorar, en ningún momento fue mi intención.