miércoles, 25 de junio de 2025

ELIGE CON CONCIENCIA


 

ELIGE, PERO ELIGE CON CONCIENCIA

Por:
Felipe Cantarino Santillana 

Como coach, no vengo a decirte lo que hacer. No soy tu niñera emocional, ni tu salvavidas eterno. Mi trabajo no es tomarte de la mano y cruzarte la calle. Mi trabajo es mostrarte que vas directo al tráfico, y luego preguntarte por qué demonios insistes en seguir andando como si los coches fueran hologramas.

Puedes hacer lo que quieras, claro. Siempre puedes seguir al “por mis cojones” que grita dentro de ti. Pero cuando te pase por encima la realidad, acuérdate de algo: nadie te empujó. Fuiste tú quien se lanzó.

No esperes que un coach te aplauda el berrinche, ni te dé palmaditas en la espalda mientras te incendias. Un buen coach —uno de verdad— te va a mirar con calma, con respeto, y te va a decir: “Serénate. Piensa. Respira. Decide con la cabeza, no con la víscera.”

Porque hay un momento, siempre hay un momento, en que puedes parar. En que puedes elegir de nuevo. No porque seas débil si cambias, sino porque eres fuerte si lo haces con conciencia.

Escucha la voz que no está intoxicada por el caos del momento. A veces es la tuya, cuando por fin decides callar al ruido interno. Otras veces, es la de alguien que ya ha cruzado la calle, y sabe cuántos fantasmas quedaron atrapados en el asfalto.

Tú decides. Siempre tú. Pero no olvides esto: toda elección trae consecuencias. Y tarde o temprano, tendrás que tomarte un café con ellas.

lunes, 23 de junio de 2025

UNA HISTORIA




UNA HISTORIA

Por:
Felipe Cantarino Santillana 

En 2022, mi nombre se volvió tendencia por las razones equivocadas. Me acusaron en redes de algo que ningún tribunal probó. Me detuvieron durante 30 horas. Vi mi rostro convertido en diana viral, recibí insultos por miles, suposiciones disfrazadas de certezas. Me condenaron antes del juicio. Me callaron antes de escucharme. Y casi pierdo la voz.

Caí. Hondo. Perdí el centro. Caminé por la cuerda floja del pánico, con el suelo desintegrándose bajo mis pies. La incertidumbre fue mi sombra durante más de dos años. Me sentí invisible, desarmado, juzgado por el eco de una mentira que nadie quería cuestionar.

Y aunque me hubiera gustado decir que no me rendí, la verdad es que sí lo hice. Las visitas a urgencias, los psiquiatras, los psicólogos... empezaban a ser parte de mi rutina. No era resiliencia, era encierro. Me estaba girando hacia dentro, pero no para encontrar respuestas, sino para escapar.

Allí, en ese silencio forzado, encontré al niño que sobrevivió a su infancia. A toda la oscuridad que alguna vez me tocó atravesar. Recordé momentos, gestos, decisiones que un día me hicieron seguir adelante. Recordé lo que es el estoicismo. Y por pura casualidad —o tal vez no—, llegué a la mayéutica. Y allí encontré algo que no había en libros ni diplomas. El arte de parirse a uno mismo a través de preguntas que no consuelan, pero liberan. No salí ileso, más bien cicatrizado pero verdadero.

Estudiar la Mayeutika me sirvió, ante todo, para entender qué me estaba pasando. Porque cuando todo se derrumba, ya no necesitas teorías, necesitas sentido. Y el sentido no llega de fuera, se construye desde adentro.

Ahí descubrí que el dolor no siempre viene para destruirte. A veces, viene para reordenarte. Para que abandones la fantasía de ganar y abraces la verdad más cruda: sobrevivir es evolucionar. Adaptarse. Convertirte en alguien que no solo aguanta, sino que transforma el golpe en dirección.

Había cambiado. No porque quisiera. Sino porque ya no podía seguir siendo el mismo. Había aprendido a leer el mundo de otra manera. A acompañar sin imponer. A ver más allá del ruido. A callar para escuchar de verdad.

El día a día se volvió más silencioso en mi cabeza. Dejó de importarme lo que decían y pensaban de mí. Estaba tan ocupado encontrando mis propias respuestas que dejé de escuchar las palabras que venían de fuera. Pasó el tiempo, y llegó la sentencia que lo dejaba todo claro: las mentiras, tarde o temprano, caen por su propio peso. Era un momento importante, sí. No solo porque me exculpaba totalmente, sino porque confirmaba con hechos todo lo que por dentro ya había empezado a construir. Para quien no escucha pero sí juzga, ese papel era credibilidad pura. Ya no era solo una voz que se defendía: era la verdad respaldada por la ley.

Y esa verdad cambiaba las reglas. Ya no era impune atacar, insultar, despreciar por el relato de una persona. Ahora estaban los hechos sobre la mesa. Y con esa nueva coherencia entre lo interno y lo externo, supe que era hora de caminar en otra dirección. Fue ahí cuando decidí formarme para acompañar a otros. Como un hermano mayor en Alcohólicos Anónimos: ya conocía la senda que transcurre por el infierno.

Y, sin darme cuenta, esa mirada ya estaba ayudando a otros. Necesitaba ordenarla, ponerle nombre, y sobre todo, hacerla útil. Porque lo vivido tenía sentido si podía ser compartido.

lunes, 16 de junio de 2025

AFILAR EL HACHA: PREPARARSE


UNA LECCIÓN QUE POCOS VALORAN

Por:
Felipe Cantarino Santillana 

“Si tuviera seis horas para cortar un árbol, dedicaría cuatro a afilar el hacha.”

No esta muy claro si quizás fue un leñador exhausto quien dijo esto, pero se le atribuye a Abraham Lincoln y el mensaje no deja lugar a dudas: sin preparación, el esfuerzo se convierte en desgaste.

Este principio va más allá de la eficiencia. Es la inteligencia aplicada a la energía vital. Es PNL en acción: tu estado interno define tu impacto externo. Si no revisas tus creencias, tu enfoque y tu motivación, acabarás empujando con fuerza donde bastaba dirección.

Piénsalo un momento y mírate. Corriendo entre pendientes, acumulando logros y presiones, convencido de que más acción es mejor estrategia. Y tal vez lo sea… hasta que el cuerpo, la mente o el propósito dicen basta.

En la vida personal: tú eres tu principal herramienta

¿Sientes que todo cuesta el triple? Quizás no es fatiga. Es saturación. Invertir tiempo en ti mismo —reflexionar, planificar, sanar, elegir mejor— no es un lujo: es una necesidad estratégica.
Pregúntate:

1.-¿Qué rutina emocional me drena?
2.-¿Qué decisiones estoy tomando por impulso?
3.-¿Qué pasaría si me tomara un día para reordenar mis prioridades?

En las empresas: no se trata de correr más, sino de pensar mejor

No es raro ver organizaciones con mucho talento y potencial, pero atrapadas en la urgencia. Equipos que ejecutan sin descanso, pero sin tiempo para detenerse a pensar si están yendo en la dirección correcta.

En el mundo comercial, la confianza supera a la velocidad. Y la confianza surge cuando hay claridad, coherencia y visión.
Una empresa bien preparada se suele ver esto:

1.-Prioriza la formación.
2.-Escucha antes de actuar.
3.-Define desde la estrategia, no desde el miedo.

Los equipos que permiten espacios de reflexión avanzan más lejos que los que solo insisten en moverse sin pausa.

Prepararse no es perder tiempo. Es multiplicarlo. Es revisar el propósito, actualizar el enfoque y actuar desde la intención, no desde la urgencia.

“Algunos pasan la vida avanzando sin rumbo, mientras otros descubren que el verdadero poder está en detenerse, pensar y actuar con intención planificada.”

Antes de seguir por inercia, haz una pausa. La intención no es rendirse, sino para volver con el próximo paso claro, firme… y transformador.

Nota importante: "Tampoco caigas en la Parálisis por análisis" es tan malo una cosa como la otra