Mírame, soy un cuervo,
aquí desaliñado y empapado
por una lluvia de la que no puedo huir.
Caí abatido con mis alas rotas,
me precipite al vacío hasta acabar en el suelo.
Nadie ayuda a un pájaro de mal agüero.
Miro a los cielos, los que antes pude surcar,
e intentado guarecer me de esta tormenta,
me siento temblar, me siento morir.
Lentamente mis ojos se cierran,
siento como la vida se va.
Un último esfuerzo,
me tumbo en el centro de la acera,
esperando que alguien se apiade de mí,
ella se acerca y de nuevo siento,
a pesar de todo el dolor,
que la vida vuelve a mí cuando me mira.
pero me aparta con el pie
sin ningún cuidado,
de nuevo sin fuerzas muero a un lado